Qué miedo, si todavía no le ves defectos…

Tendemos a idealizar a la persona que nos cae bien. Esto es: a ensalzar sus virtudes y soslayar sus defectos. Un cuadro lleno de luz y sin sombras. Es entonces que deberíamos recordar que no hay nadie perfecto; que, como dicen los médicos: no hay paciente completamente sano.

El cielo, se encuentra en el cielo: para conocer una persona hay que ser consciente también de su parte oscura, de su yo menos bueno. Y si no, podemos asegurar que no la conocemos todavía.

Continúa con la anécdota gráfica

Un hombre ejemplar

Querían saber quién era el hombre más virtuoso de los Estados Unidos.

Y un día, los encargados del concurso recibieron esta carta: «Soy un hombre que hace quince años no entro en un bar. Desde hace quince años no voy a un baile (aunque me siento tentado), no he pisado un teatro en este largo tiempo, por más que  mucho deseo ir al cine. Y en estos tres lustros nunca me he emborrachado».

Los jueces del concurso iban a colocar el nombre de este señor entre los ganadores del premio «Mejor hombre de la nación», pero tropezaron luego con una nota de la carta, que decía: «Dentro de cinco años saldré de la cárcel, y cuando salga…».