La poética de Benjamín González Buelta tiene algunos "leit-motivs" que le dan su marca original: su sentido profundo de la belleza de la creación, su amorosa ternura por las personas y su aguda sensibilidad ante la injusticia, la opresión y el pecado social. Sin embargo, no es tantyo su propia manera de sentir la que anhela sobre todo transmitir en sus salmos. Desea, antes que nada, abrir un camino a fin de que, a través de aquello que es su experiencia, otros puedan descubrir y experimentar al propio Dios que les habla y desea apasionadamente revelarse en la belleza de la creación, en la ternura de los sentimientos y de las relaciones amorosas y en la indignación y el dolor que se hace oblación sin retorno de la propia vida frente a la injusticia y el sufrimiento ajeno. Pone así su experiencia al servicio de la experiencia de los lectores, que podrán apoyarse en el camino que -cual hermano mayor y más experimentado- hace tanto tiempo viene ya trillando. Por eso, para cada salmo aquí traducido se ha escogido un epígrafe tomado del libro de los Ejercicios de San Ignacio. Con ello se pretende que el ejercitante que tome estos poemas para que le ayuden en su oración pueda más fácilmente encontrar el pasaje de los Ejercicios al que refiere o pueda referir, nombrando así su experiencia y la moción de su corazón. BENJAMÍN GONZÁLEZ BUELTA, jesuita español de origen y caribeño de adopción, actualmente superior regional de los jesuitas de Cuba, es autor de La transparencia del barro; Signos y parábolas para contemplar la historia; En el aliento de Dios; La utopía está en lo germinal; Orar en un mundo roto y El dios oprimido.