Este libro se presenta como una respuesta razonada y creíble al reto que el mundo de las religiones dirige a la didáctica, para que, con la ayuda de sus recursos, posibilite el diálogo de la fe con la cultura y la vida. Transmitir la fe, darla a conocer a otros, siempre será un reto para el profesor de Religión, que le exige conocer bien a su destinatario -en este caso al adolescente- tanto en su desarrollo evolutivo como en su relación con el mundo de lo religioso. Una noble realidad abierta a la esperanza del futuro, donde la tarea educativa puede penetrar el corazón del ser humano hasta lo más profundo de sus entrañas.