Édouard Le Roy fue amigo, confidente y maestro-alumno de Teilhard de Chardin. Entre ambos se creó una simbiosis que permitió un enriquecimiento mutuo. Pese a ser muy citadas, el lector español no tenía todavía acceso a las cartas que Teilhard remitió a Le Roy. A través de los temas abordados en ellas (la revelación, la misión y la conversión, la evolución, el fenómeno humano, la unificación de lo real, la noción de persona, la mística, la investigación) se asiste a la maduración del pensamiento de Teilhard.