Campos de tierra, de cereal y de viñedo; ríos con cuna de montaña y destino de océano; montañas, sierras, bosques y matorrales; encinas, pinos y álamos; cielos azules y soles de estío; nieves y heladas en la invernía... Una diversidad humana, orográfica y cultural que se traduce en una rica y abundante gastronomía donde la calidad del producto ensambla viejas tradiciones de cocina con una cuidada renovación. Castilla y León es tierra de guisos y asados, despensa de carnes de calidad reconocida y feudo de caza y pesca. Esta cocina tiene en el cocido de garbanzos su plato más emblemático. Y con él vienen los otros guisos, la sopa de ajo, la olla podrida, los asados de lechazo, cochinillo y cabrito, el botillo, las legumbres y verduras, el bacalao y la trucha, las carnes frescas y curadas... Dulces, muchos dulces, vinos de gran calidad y quesos de todo tipo completan su buena mesa.