El autor ha sabido recoger, en la mirada de un niño, el drama de la guerra civil española. De la mano de Miquelet entraremos en el campo de prisioneros republicanos, en los hogares destrozados por alguna pérdida, en la soledad del corazón de una viuda... Sentiremos los golpes, el miedo, el hambre y los abusos. Un mundo cerrado y con olor a muerte en el que, sin embargo, aún tiene cabida la dignidad.