De un tiempo a esta parte, el término buena Administración ha salpicado la vida de las empresas y de las instituciones públicas de manera creciente. En plena crisis económica y financiera en el mundo occidental, no sabemos todavía si la emergencia de este concepto en los principales documentos de estrategia empresarial o pública está produciendo efectos sustanciales en la manera de dirigir. La buena Administración Pública es un derecho de los ciudadanos, nada menos que un derecho fundamental, y también un principio de actuación administrativa.