Tan convencidos estaban los ciudadanos en los siglos XIII y XIV de que lo que todos atañe por todos debe ser solucionado que, pese a las circunstancias políticas adversas impuestas por las oligarquías, persistieron en dar vida a una institución, el personero, a quién consideraban la voz de la comunidad. estuvo vigente hasta finales del siglo XIX y aún pervive, con las modificaciones del devenir de la historia en países como Colombia o Perú o en calidad de Defensor de la Comunidad de las Canarias.