El problema de los valores y virtudes sociales no se plantea como realidades puramente cognoscibles sino como cualidades que han de ser adquiridas por cada estudiante para convertirse en hábitos operativos para la realidad social. En estas palabras del profesor García Hoz en la presentación de este volumen - número 25 del Tratado - se resume el propósito que subyace a todos los capítulos que lo forman. Porque sería inútil extraviarse en la polémica, todavía vigente, de la delimitación de las Ciencias Sociales, desviándose así de lo que debe constituir su meollo más transcendental. Cuando una ciencia nueva se dibuja en el horizonte de los saberes humanos reclamando sus perfiles propios, provoca siempre litigios con las disciplinas colindantes en las que se origina. Y en el caso de las Ciencias Sociales no tiene mucho de particular que la polvareda alcance magnitudes especialmente llamativas, puesto que su objeto está muy repartido en multitud de campos más o menos aledaños. Pero, en cualquier caso, mientras la reflexión se madure en el tiempo, lo inmediato, lo importante es proyectar las luces necesarias para que prevalezca el fin primordial que ha de orientar su enseñanza y las aplicaciones prácticas que de ella se sigan.