Joya del patrimonio escultórico del Museo, fue restaurada en el año 2002. La parte más antigua apareció en Roma junto a la Vía Apia. Ha pertenecido a la familia Colonna, siendo el cardenal Ascanio Colonna quien regaló la obra a Felipe IV. Estuvo instalada en el Alcázar de Madrid y en su incendio, en 1734, perdió el busto identificado con el emperador Claudio.