La revolución científica de los siglos XVII y XVIII no fue sólo teórica y metodológica, sino que durante 300 años también produjo transformaciones de fondo en la sociedad. Sin embargo, esos efectos resultan pálidos en comparación con los cambios que la ciencia, la tecnología y las llamadas 'tecnociencias' están provocando en el mundo del siglo XXI, donde el alcance del conocimiento y su capacidad para intervenir en la vida humana y en la naturaleza parecen ya no tener límite.