Dos capitales, pasado y presente. Dos paisajes urbanos, ricos en arte, arquitectura, cultura e historias dramáticas y, aun así, dos ciudades que no podrían ser más diferentes entre sí. De la fortaleza de ladrillo rojo y los rascacielos estalinistas de Moscú a los pintorescos canales y fachadas barrocas de San Petersburgo, las capitales rusas marcan un contraste extraordinario pero exquisito.