Grande en la prosperidad. Mayor en la adversidad. La vida de la princesa Isabel de Hungría se asemeja, en su primera parte, a un cuento de hadas. En la segunda deberá enfrentarse a la adversidad. Pero, en una y en otra, dio muestras de su bondad, nobleza y generosidad. Nunca se conformó con dar a Dios y a los demás un pedazo de su esencia, sino que se entregó ella misma por entero.