El sueño de un hippie, primera incursión de Neil Young en sus recuerdos, (Malpaso, 2014), despertó entusiasmos sin fronteras. “Una obra magnífica: humilde, sincera divertida y, a menudo, conmovedora”, opinó el Wall Street Journal. “Tan fascinante y excéntrica como las propias composiciones de su autor”, sentenció el New York Times. El gran cantante canadiense vuelve ahora a la carga con una segunda y no menos formidable entrega donde recrea su infancia, sus experimentos musicales, sus experiencias sexuales, su vida familiar, el gallinero del rock y, por supuesto el más tenaz de sus muchos trastornos: los coches. Éstos, en realidad, constituyen el hilo conductor y la excusa de una gira febril por las carreteras del pasado. Automóviles clásicos y a menudo maltrechos que lo esperaban en cualquier esquina para provocar un amor súbito y una compra a quemarropa.