La vida de Carlos de Foucauld sigue siendo un ejemplo de obediencia absoluta a los designios de Dios y de aceptación del destino que Él nos tiene reservado, aunque sea trágico. Nacido en una familia acomodada, Carlos de Foucauld sintió la llamada de Dios e ingresó en el monasterio de La Trapa. Más tarde decidió llevar una vida oculta en el Sahara como trabajador manual, a ejemplo de Jesús de Nazaret. Allí convivió con los tuaregs y desarrolló su ideal de fraternidad, abierta a los más pobres. Fue asesinado por los propios tuaregs en 1916, pero su legado espiritual sigue presente en todo el mundo.