Un consejo te doy que vale más que dinero, y es que en tus aflicciones vuelvas los ojos a Dios… El Cual no desoye, yo te lo aseguro, a los que con fe y con dolor sincero imploran su misericordia.

(El caballero encantado (cuento real… inverosí­mil) de Benito Pérez Galdós)