Lo que me dijo Don Iñaki

La dirección espiritual (el hablar con un cura de tu confianza, que entienda de almas, de Jesucristo y de personas) es como el rodrigón que se ata al tierno tallo del árbol joven para que crezca sin desviaciones hasta que pueda usar de la fuerza que la naturaleza le proporciona.

He aquí unos consejos de dirección espiritual, que son de Don Iñaki…

– Seguramente a veces ruegas a Dios. Bien. ¿Alguna vez has pensado en sonreirle? Dale alegrías.

– Nadie tiene el poder de hacerte desgraciado. Sólo tú.

– Eres una persona libre (libertad) y nada te obliga a obrar mal. Puedes vencer cualquier tentación y evitar cualquier pecado, con la ayuda de Dios.

– Dejarse llevar por los defectos no es sinceridad sino debilidad. La verdadera sinceridad reconoce los defectos como defectos, y por tanto procura corregirlos.

– Quien ama a la gente apreciará las instituciones, pues están formadas por gente.

– Las iglesias espléndidas muestran la fe y amor a Dios de un pueblo. También los pobres prefieren que sus iglesias sean bonitas.

– Las iglesias no son riqueza de la Iglesia. Las iglesias no dan dinero, sino gastos. Lo que da dinero son los apartamentos y los estadios de fútbol. Si las iglesias dieran dinero, todos querrían construirlas.

– En esta vida un hijo de Dios debe sufrir.

– Pensar mal de alguien no mejora la situación.
. Pensar mal de uno mismo tampoco.
. Nunca pienses mal.

– No es alguien que te interrumpe; es una oportunidad de servir.

– Trata bien a tu cuerpo: contrólate en la comida y en la bebida.
. Trata bien a tu cuerpo: quítate comodidades.

– Respeta la dignidad de tu cuerpo: no te uses como un objeto para obtener placeres.
. Respeta la dignidad de su cuerpo: no lo uses como un objeto para obtener placeres. No lo veas así.

– ¿No entiendes ese sufrimiento?: No hace falta comprender. Sólo acéptalo y no añadas preocupaciones al dolor.

– ¿Emborracharse en Nochevieja (sólo una vez al año)?: Pero, ¿asesinarías sólo una vez al año?, ¿robarías un banco sólo una vez al año? Si algo es malo, no lo hagas ni una vez al año.

– Quien nada hace empeora. Se vuelve perezoso, cómodo, flojo.

– Tres palabras ante el Sagrario: Dios está aquí.

– Nadie es más bueno que Dios.

– Obrar bien da más felicidad que obrar mal.

– ¿Ese pensamiento te hace daño?: quítalo.

– ¿Es un enfado muy grande?: es una tentación.

– Un joven se va al seminario. En la despedida su padre le dijo: «Cuando veas dificultades en tu nueva vida, no pienses que tu decisión fue equivocada. Lo que sucede es que la vida -cualquier vida- es así».

– Cuatro palabras para servir: «ya lo hago yo».

– Tengo pruebas de que Dios me ama: ha muerto por mí en la Cruz.

– Si no distingues una bombilla de un enchufe, no seas electricista. Si no sabes los mandamientos, no seas inventor de religiones.

– Una palabra mágica: «esfuérzate».

– El dolor tiene aspectos positivos.

– Si uno piensa demasiado en las dificultades, se queda sin el tesoro.

– Héctor y su padre veían la televisión. Salieron en la pantalla unas actrices famosas, y el joven alabó en voz alta su belleza. La respuesta de su padre le gustó mucho: «No te engañes. Sólo son niñatas, nenas monas. Para mujer-mujer: tu madre».

– Nuestras acciones nos hacen mejores o peores: quien trabaja se hace trabajador, quien roba se hace ladrón.

– ¿Eso está mal?, pues no lo hagas.

– O somos dioses o somos criaturas.

– La primera actitud de una criatura debe ser adorar y alabar al Creador, darle culto.

– La relación hombre-mujer debe ser muy diferente a la relación macho-hembra.

– Tener razón es poco importante.

– No conviene tener en cuenta lo que se dice en momentos de enfado. Esas frases no son verdaderas ni para quien las dice. Si fueran ciertas, las madres de los árbitros serían todas muy malas mujeres.

– El odio perjudica al que odia. (corazón , amor)

– Ni el dinero ni el sexo dan la felicidad. A menudo la quitan.

– Una joven de costumbres y vestimenta ligeras no es una mujer ideal o ejemplar, sino otro tipo de mujer. (moda).

– Los hijos no son una plaga maligna de la que hay que librarse a toda costa.

– La misma caridad exige unas veces intervenir y otras dejar en paz.

– Nadie se arrepiente de traer un hijo al mundo. Es una decisión siempre acertada.

Don Iñaki lo escribió aquí…