Cosme y Damián eran hermanos gemelos, médicos de profesión, que se hicieron cristianos. Espantaban enfermedades mediante sus virtudes y con sus oraciones. Ambos hermanos fueron martirizados y están enterrados en Cyro, ciudad de Siria. Fue en Roma donde más popularidad tuvieron y les dedicaron más de diez iglesias. Su culto alcanzó un desarrollo magnífico y se les asignó por obra del Papa Gregorio II la estación coincidente con el jueves de la tercera semana de Cuaresma. San Cosme y San Damián son los patronos de médicos y farmacéuticos. Podemos invocarles con una oración como ésta: «Oh Dios, nuestro médico y remediador eterno, que hiciste a Cosme y Damián inquebrantables en su fe, invencibles en su heroísmo, para llevar salud por sus heridas a las dolencias humanas haz que por ellos sea curada nuestra enfermedad, y que por ellos también la curación sea sin recaída».