“…digo que tú sabes que la humildad es la base y fundamento de todas las virtudes, y sin ella no hay alguna que lo sea. Ella allana inconveniencias, vence dificultades, y es un medio que siempre a gloriosos fines nos conduce; de los enemigos hace amigos, templa la cólera de los airados y menoscaba la arrogancia de los soberbios; es madre de la modestia y hermana de la templanza; en fin, con ella no pueden atravesar triunfo que les sea de provecho los vicios, porque en su blandura y mansedumbre se embotan y despuntan las flechas de los pecados”.

(“El coloquio de los perros” de Miguel de Cervantes)