Oremos para que María, Madre de Corazón misericordioso, ayude al hombre contemporáneo a conquistar la victoria de la esperanza sobre la angustia, de la comunión sobre la soledad, de la paz sobre la ansiedad, de la alegría y belleza sobre el tedio y la náusea, de la esperanza eterna sobre la temporal, de la vida sobre la muerte… (MC. 57).