Cuenta Luis Vives, que estaba un día paseando con la Reina (Catalina de Aragón) conversando ambos, de paseo…
Cuenta Luis Vives, que estaba un día paseando con la Reina (Catalina de Aragón) conversando ambos, de paseo en una barca camino de un monasterio de sagradas vírgenes para asistir a los oficios divinos y vinieron a considerar la prosperidad y la adversidad de la vida presente a lo que la Reina, comento:

– “Si fuera posible, yo desearía una vida mezclada y moderada de las dos cosas. No querría solo adversidades, pero tampoco solo prosperidad. Y si fuera preciso desear una de las dos cosas, preferiría que todo me sucediera áspero y desabrido, que no todo muy feliz, pues me parece que los hombres desgraciados necesitan consuelo, los que rebosan en felicidad, cabeza”

– “¿Quién no respetará -comenta Vives- y se rendirá lleno de admiración ante un alma tan noble”

 
 
 

Realmente es más fácil volverse a Dios en la dificultad que en la prosperidad, aunque  a todos nos gusta vivir una vida sin dificultades