El proyecto de Dios y su realización.

Discutían dos amigos sobre los privilegios de la Virgen María. Uno de ellos manifestaba:

– Lo de la Inmaculada Concepción es una tontería. La Virgen no es un ángel, es una mujer.

– Está bien –dice su compañero-: Y, seguramente, tampoco creerás que tú naciste con el pecado original.

– Por supuesto. ¿Cómo voy a nacer con pecado sin ninguna culpa por mi parte?

– ¿Te das cuenta de la conclusión a la que llegas?. No crees en la Inmaculada Concepción de la Virgen María y crees en tu inmaculada concepción.

En María, el ser Inmaculada no es solo verse inmune de pecado original.

Dios tiene un plan, un proyecto para cada cosa. Y las cosas son lo que son porque coinciden con ese proyecto de Dios sobre ellas. Los hombres –seres libres- «obligamos » a Dios a tener como dos ideas acerca de nosotros mismos: lo que Él quería y proyectaba, por una parte, y lo que cada uno vamos realizando día a día. Dos líneas que no coinciden del todo, y, a veces no coinciden en nada. Aún los santos más santos han tenido ligeras desviaciones. Y han debido arrepentirse y volver.

La única persona en la que coinciden exactamente las dos líneas es María. María es la que nunca se ha desviado. La Virgen es lo que Dios ha querido que fuese. Cada uno de nosotros somos bastante menos de lo que Dios quería y quiere.

Agustín Filgueiras