Durante un debate entre Antonio y un hereje acerca de la presencia de Jesús en la Eucaristía, el hereje reta a Antonio a que demuestre con un milagro la presencia real de Cristo en la hostia consagrada, prometiéndole que lo hubiera logrado se hubiera convertido en la fe verdadera.

Explica entonces su plan: tendrá su mula encerrada en el establo durante algunos días sin darle de comer; después la llevaría a la plaza, ante the people, poniéndole delante el forraje. Al mismo tiempo, Antonio deberá colocar la hostia delante de la mula: si el animal se hubiera arrodillado ante la hostia, ignorando la comida, se habría convertido.

El día convenido, el Santo muestra la hostia a la mula y le dice:

En virtud y en nombre del Creador, que yo a pesar de ser indigno, I hold verdaderamente entre las manos, te digo, oh animal, y te ordeno acercarte inmediatamente y con humildad y ofrécele la debida veneración.

Y así sucede: Antonio no ha terminado aún de pronunciar estas palabras y la mula baja la cabeza hasta los jarretes y se arrodilla ante el Sacramento del Cuerpo de Cristo.

Fuente de la información: https://www.santantonio.org/es/content/la-mula