Anécdotas históricas de un gran santo que muchos conocimos. El mendigo que confesó a Juan Pablo II, KAROL WOJTYLA ME SALVÓ LA VIDA EN 1945

Una judía israelí revela cómo fue socorrida por el Papa al final del Holocausto nazi, testimonios de Joaquín Navarro-Valls, Detalles de Cortesía y mano izquierda, TIME, El idioma que se habla en el cielo, Sentido del Humor, Me cascó un par de besos Y detalles generales sacados de la red:

El mendigo que confesó a Juan Pablo II

Hace unos días, en el programa de televisión de la Madre Angélica en Estados Unidos (EWTN), relataron un episodio poco conocido de la vida Juan Pablo II.

Un sacerdote norteamericano de la diócesis de Nueva York se disponía a rezar en una de las parroquias de Roma cuando, al entrar, se encontró con un mendigo. Después de observarlo durante un momento, el sacerdote se dio cuenta de que conocía a aquel hombre. Era un compañero del seminario, ordenado sacerdote el mismo día que él. Ahora mendigaba por las calles.

El cura, tras identificarse y saludarle, escuchó de labios del mendigo cómo había perdido su fe y su vocación. Quedó profundamente estremecido.

Al día siguiente el sacerdote llegado de Nueva York tenía la oportunidad de asistir a la Misa privada del Papa al que podría saludar al final de la celebración, como suele ser la costumbre. Al llegar su turno sintió el impulso de arrodillarse ante el santo Padre y pedir que rezara por su antiguo compañero de seminario, y describió brevemente la situación al Papa.

Un día después recibió la invitación del Vaticano para cenar con el Papa, en la que solicitaba llevara consigo al mendigo de la parroquia. El sacerdote volvió a la parroquia y le comentó a su amigo el deseo del Papa. Una vez convencido el mendigo, le llevó a su lugar de hospedaje, le ofreció ropa y la oportunidad de asearse.

El Pontífice, después de la cena, indicó al sacerdote que los dejara solos, y pidió al mendigo que escuchara su confesión. El hombre, impresionado, les respondió que ya no era sacerdote, a lo que el Papa contestó: “una vez sacerdote, sacerdote siempre”. “Pero estoy fuera de mis facultades de presbítero”, insistió el mendigo. “Yo soy el obispo de Roma, me puedo encargar de eso”, dijo el Papa.

El hombre escuchó la confesión del Santo Padre y le pidió a su vez que escuchara su propia confesión. Después de ella lloró amargamente. Al final Juan Pablo II le preguntó en qué parroquia había estado mendigando, y le designó asistente del párroco de la misma, y encargado de la atención a los mendigos.

Fuente:
Solidaridad.net

KAROL WOJTYLA ME SALVÓ LA VIDA EN 1945

Una judía israelí revela cómo fue socorrida por el Papa al final del Holocausto nazi

JERUSALEN, 6 feb (ZENIT).- «Me acuerdo perfectamente. Me encontraba allí, era una niña de trece años, sola, enferma, débil. Había pasado tres años en un campo de concentración alemán, a punto de morir.

Y Karol Wojtyla me salvó la vida, como un ángel, como un sueño venido del cielo: me dio de beber y de comer y después me llevó en sus espaldas unos cuatro kilómetros, en la nieve, antes de tomar el tren hacia la salvación».

Edith Zirer narra el episodio como si hubiera sucedido ayer. Era una fría mañana de primeros de febrero de 1945. La pequeña judía, que todavía no era consciente de ser el único miembro de su familia que sobrevivió a la masacre nazi, se dejó llevar en los brazos de un sacerdote de 25 años, alto, fuerte, que sin pedirle nada, simplemente le dio un rayo de esperanza.

Hoy aquel sacerdote, según ella, es el obispo de Roma. Edith querría agradecer finalmente aquel gesto. «Sólo un pequeño gracias en polaco por aquello que hizo, por la manera en que lo hizo, para decirle que nunca me olvidé de él», dice desde su hermosa casa ubicada en las colinas del Carmelo, en la periferia de Haifa.

Edith tiene 66 años y dos hijos. Reconstruyó su vida en Israel, donde llegó en 1951, cuando todavía padecía las lacras de la tuberculosis y los fantasmas de la guerra alteraban sus sueños.

Durante todo este tiempo se ha guardado esta historia. Cuando en 1978, Karol Wojtyla subió a la cátedra de Pedro, comenzó a sentir la necesidad de hablar, de contarlo a alguien, de mostrar su agradecimiento. La pregunta surge inmediatamente: pero, ¿cómo puede estar segura de que aquel sacerdote es el Papa? ¿Por qué ha esperado tanto?. Estos interrogantes se los han planteado también los periodistas de «Kolbo», el semanario de Haifa que hoy publica un artículo sobre este asunto. «El relato es convincente. No trata de hacerse publicidad, todos los detalles que ofrece parecen creíbles», dicen los redactores. Tan convincentes que la embajada israelí ante la Santa Sede ya está moviéndose para tratar de poner en contacto a la señora Zirer con la secretaría del Papa.

La narración habla por sí misma. «El 28 de enero de 1945 los soldados rusos liberaron el campo de concentración de Hassak, donde había estado encerrada durante casi tres años trabajando en una fábrica de municiones –explica Edith, quien entonces tenía trece años–. Me sentía confundida, estaba postrada por la enfermedad. Dos días después, llegé a una pequeña estación ferroviaria entre Czestochowa y Cracovia». Precisamente en Cracovia, Wojtyla acababa de ser ordenado sacerdote. «Estaba convencida de llegar al final de mi viaje. Me eché por tierra, en un rincón de una gran sala donde se reunían decenas de prófugos que en su mayoría todavía vestían los uniformes con los números de los campos de concentración. Entonces Wojtyla me vio. Vino con una gran taza de té, la primera bebida caliente que había podido probar en las últimas semanas. Después me trajo un bocadillo de queso, hecho con pan negro polaco, divino. Pero yo no quería comer, estaba demasiado cansada. El me obligó. Después me dijo que tenía que caminar para coger el tren. Lo intenté, pero me caí al suelo. Entonces, me tomó en sus brazos, y me llevó durante mucho tiempo. Mientras tanto la nieve seguía cayendo. Recuerdo su chaqueta marrón, la voz tranquila que me reveló la muerte de sus padres, de su hermano, la soledad en que se encontraba, y la necesidad de no dejarse llevar por el dolor y de combatir para vivir. Su nombre se grabó indeleblemente en mi memoria».

Cuando finalmente llegaron hasta el convoy destinado a llevar a los detenidos hacia Occidente, Edith se encontró con una familia judía que le puso en guardia: «Atenta, los curas tratan de convertir a los niños hebreos». Ella tuvo miedo y se escondió. «Sólo después comprendí que lo único que quería era ayudarme. Y quisiera decírselo personalmente».

…Edith Zirer, casada hoy y con 2 hijos, que vive en Haifa, en una colina del Monte Carmelo, quiso estar con el Papa (59 años después de lo ocurrido) en su histórico viaje a Tierra Santa para darle personalmente las gracias justamente en el Memorial del Holocausto Yad Vashem. Fue un día inolvidable para ella y para toda la población judía, así como una lección universal de humanidad…».

Joaquín Navarro-Valls

En una entrevista concedida la cadena pública de televisión RAI 2, el portavoz vaticano dijo que el recuerdo «más bello y conmovedor» que guarda de Juan Pablo II se remonta al día del funeral de su padre.

Ese día, recordó Navarro-Valls, recibió una llamada del propio Pontífice que le dio el pésame y le preguntó por la salud de su madre viuda. “Tenía tanto trabajo y aún se había acordado de mí y de mi pobre padre», apuntó.

Según el portavoz de la Santa Sede estos detalles son una «señal de santidad: estar en comunicación con todos, hasta con el último de los colaboradores y de los fieles en su vida cotidiana».

Uno de los rasgos de la personalidad de Juan Pablo II que más fascinaba a Navarro-Valls era, según confesó más adelante, «su relación especial con la oración, a la que diariamente dedicaba varias horas». Ésta era «una parte fundamental de su vida», agregó.

Asimismo, el portavoz vaticano señaló que «hasta en los momentos de dolor supo afrontar la vida con la alegría que debe distinguir a los cristianos «. Sobre la actitud del fallecido Papa respecto a su enfermedad, Navarro-Valls destacó que fue un claro ejemplo de «cómo se debe morir y cómo se puede y se debe convivir con el sufrimiento«.

Detalles de Cortesía y mano izquierda
Cuando fue el Papa a Grecia, hubo una reunión con los obispos ortodoxos en un Palacio de Atenas. Allí había varios «archimandritas» con rostros muy serios, que luego supimos lo estaban porque esperaban alguna declaración del Papa referente a un suceso de la IV cruzada, en la Edad Media, donde parece que los Caballeros cristianos mataron a varios griegos injustamente, y era algo que traían clavado. Cuando el Papa efectivamente dijo algo, en el sentido de que había estado muy mal y que les pedía una disculpa, los rostros serios se pusieron realmente felices y hasta aplaudieron: estaban muy contentos. Al día siguiente, fue el obispo a devolver la visita al Papa, donde este se hospedaba, y al poco de llegar les ofrecieron unos refrescos por cortesía, y mientras el obispo lo aceptaba (ya con la «guardia baja»), el Papa le comentó que tenía una gran ilusión de rezar el Padre Nuestro con él en griego, y él también lo quiso y lo rezaron juntos en
voz alta. Este gesto es importante, ya que hacía diez siglos que no sucedía algo semejante por tener ellos absolutamente prohíbo rezar con un católico. El Papa, antes del viaje, estuvo recitando el Padre Nuestro en griego, para aprenderlo, de modo que no improvisó.

Santidad, ¿Vd. No tiene tiempo libre?: Todo mi tiempo es libre.

TIME
Le llevan una revista en la que sale en su portada (creo que era TIME) porque le han hecho hombre del año, y por dos veces la da la vuelta.
Santidad, ¿no le gusta la revista?. Quizá es que me guste demasiado.

El idioma que se habla en el cielo

«¿Saben qué idioma se habla en el cielo?», espetó el Papa a las personas de su confianza que lo acompañaban. Perplejos, se miraron, y alguien se atrevió a sugerir: el latín. El Papa, socarrón, dijo: «No; el húngaro.» ¿Por qué, Santidad? preguntó alguien. «Porque aprenderlo, respondió, cuesta una eternidad.»

«Que diga esto el Papa que habla tantos idiomas y se le dan tan bien, sugiere la dificultad idiomática húngara. Bromas aparte, el tema es el buen humor que tienen los santos, sean o no jóvenes. Porque Su Santidad es un anciano».

Sentido del Humor

Esta anécdota la escribió Pedro Rodríguez González, desde Roma para la publicación española Semanario pesar de sus achaques, Juan Pablo II demostraba tener cabeza, valor y fe para regir la Iglesia católica. Quienes le conocían dicen que su
enorme empuje se debe a que es hombre de una pieza; Karol Wojtyla es la misma persona cuando estudia, reza, descansa, despacha con un obispo africano, se dirige a una multitud de adolescentes, vista una chabola en Brasil o comparte almuerzo con el presidente de una nación. Su equilibrio psicológico se demuestra entre otras cosas, en su peculiar sentido del humor.

Según el psiquiatra Enrique Rojas, «cuando se tiene sentido del humor se domina la vida y se pueden superar las adversidades. Por el contrario, cuando no se tiene sentido del humor, uno se vuelve suspicaz, hipersensible, pendiente de los comentarios de la otra persona, siempre al acecho» (Remedios para el desamor, p. 210).

Desde el principio de su pontificado, uno de los objetivos de Juan Pablo II fue internacionalizar la curia romana, el gobierno central de la Santa Sede. En 1998, en vísperas del Gran Jubileo del año 2000, Juan Pablo II remodeló la Prefectura de la Casa Pontificia. Este organismo está encargado de la organización de las audiencias papales, públicas y privadas. En contra de la costumbre centenaria de nombrar italianos para este cargo, Juan Pablo II nombró para este cargo a un norteamericano, monseñor James Harvey, y como prefecto adjunto (el «segundo de a bordo») a su secretario, el sacerdote
polaco Stanislaw Dziwsz. Parece ser que en ciertos ambientes de la curia romana no se veían con buenos ojos estos cambios en unos puestos hasta ahora ocupados por italianos. Pocos días después de los nombramientos, el Papa y monseñor Harvey se dirigían hacia una audiencia, cuando de pronto, Juan Pablo II, que estaba al corriente de los cuchicheos sobre un prefecto estadounidense en la Casa Papal, empezó a musitar en italiano: «Il Prefetto… Americano… impossibile! (¡El prefecto… un americano… ¡Imposible!) «Un aggiunto… Polacco… peggio ancora!»(¡Un adjunto… polaco…! ¡Peor todavía!»). Y es que, para ser Papa, como para otras muchas cosas, el sentido del humor, saber reírse de uno mismo y de las situaciones, es imprescindible.

Me cascó un par de besos
Me habían hecho llegar una entrada para primera fila en el Salón Pablo VI. Allí me senté junto a una niña muy maja vestida de campesina rusa (o polaca, vaya uno a saber) y una señora italiana, supernumeraria, con su hijo, Luca, de unos cuatro o cinco años.
Recordé que el Papa siempre saludaba a los niños, por lo que en la espera me gané la confianza de Luca. Jugaba con Luca, lo revoleaba por el aire y demás, esperando la entrada del Papa. La madre de Luca ya me miraba con desconfianza.
En eso llegó el Papa, y saludó rápidamente a los de la primera fila. La “rusita” le dio un ramo de flores. El Papa le dijo algo y siguió.
Yo me quedé petrificado y el Papa pasó frente a mi y a Luca sin siquiera mirarnos. Atiné a decir “Santo Patre, un baccio per il bambino”. El Papa escucho esto y volvió donde yo estaba, agarró a Luca (a quien yo tenía en brazos) y le dio un sonoro beso.
En un arresto de valentía seguí pidiendo en mi italiano inventado “Santo Patre, ¿e per il otro bambino?” señalándome a mi mismo, a lo que el Papa también me besó. Hombre, que me emocioné mucho.
No voy a poder olvidar la mirada de Juan Pablo II, profunda. De una profundidad que parecía atravesar el alma.
Me hubiera puesto a llorar, como lo hago ahora cuando recuerdo el hecho, pero soy un soberbio terrible y no me lo hubiera perdonado.

No me cabe duda alguna que Juan Pablo II ya estará en el cielo. (Gustavo)

Y detalles generales sacados de la red:
84 años de vida dan para muchísimas anécdotas. Algunas de ellas las podrán leer a continuación:

84 años de vida dan para muchísimas anécdotas. Algunas de ellas las podrán leer a continuación:

Durante su infancia, sus amigos lo llamaban Lolek (Carlitos). Ese diminutivo siguieron usándolo sus parientes y algunos amigos íntimos procedentes de Polonia.

De joven, Carol Wojtyla fue atropellado por un camión y permaneció 9 días en coma.

Mostró un gran interés por el teatro y la literatura polaca. Fue actor de teatro.

Posteriormente, trabajó duramente como obrero en una cantera.

A la edad de 25 años, ayudó a una niña judía de 13 años, superviviente de un campo de concentración, alimentándola y llevándola en brazos durante cuatro kilómetros sobre la nieve, para que cogiera el tren que la devolvía a casa.

Juan Pablo II no hubiera llegado a ser Papa si, en el año 1945, en Cracovia, un oficial de la Armada Roja de la Unión Soviética, culto y amante de la historia, no hubiera decidido salvar la vida, a pesar de las órdenes de Stalin, a un joven seminarista llamado Carol Wojtyla, que le había ayudado a traducir libros sobre la caída del Imperio romano.

El 29 de mayo de 1967, contando con 47 años, se convirtió en el segundo cardenal más joven de la Iglesia Católica.

El día de su elección, el automóvil que trasladaba a Juan Pablo II se estropeó. Hizo auto-stop y un camionero le llevó directamente a la Plaza de San Pedro, muy justo de tiempo para entrar en el cónclave. De hecho, fue el último Cardenal en entrar.

El 16 de octubre de 1978, tras la muerte del Papa Juan Pablo I, se convirtió en el Pontífice más joven del siglo XX y en el primer Papa no italiano desde la elección de Adriano VI en 1522.

El 13 de Mayo de 1981, tras ser herido en un atentado, fue internado en un hospital. Por aquel entonces, el presidente de Italia era Sandro Pertini, el cual permaneció al lado del Santo Padre hasta las dos de la mañana. No quiso alejarse antes de que el Papa abandonara la sala operatoria. El comportamiento del Presidente fue ejemplar.

Su amor a los jóvenes le llevó a crear los «Encuentros mundiales de la Juventud». Su interés por resaltar el valor de la familia, también le llevó a crear los «Encuentros mundiales de la Familia».

En 1993 se entrevistó con el emperador japonés Akihito, siendo la primera entrevista de la historia entre un soberano nipón y un Papa.

En las elecciones presidenciales polacas de 1997, hizo campaña a favor de Lech Walesa, que logró llegar al poder.

En enero de 1998 visitó por primera vez Cuba, siendo el único Papa que pisaba esa tierra cubana desde el inicio de la revolución castrista.

Juan Pablo II fue el primer Papa que entró una sinagoga judía, en una mezquita y habló en una asamblea islámica.

El 16 de octubre del año 2000 su pontificado se convirtió en el más largo del siglo XX.

Fue el primer Papa internado en un hospital fuera del Vaticano.

Cuando viajaba, llevaban varios frascos con litros de su sangre porque era de un tipo difícil de conseguir.

Una montaña del Polo sur lleva el nombre del papa Juan Pablo II, como homenaje a sus 25 años de pontificado.

Le gustaba desayunar a la polaca, es decir, con huevos, salchichas, pan y café negro.

En todo su Pontificado, Juan Pablo II ha llevado a cabo 104 visitas pastorales fuera de Italia; la última fue al Santuario de Lourdes en agosto de 2004. Ha hecho 146 visitas pastorales en Italia, sin tener en cuenta las realizadas a diversas instituciones de su diócesis de Roma. La última visita dentro de Italia fue al santuario de Loreto, realizada el 5 de septiembre de 2004. Ha recorrido más de 1.300.000 kilómetros, lo que representa casi 29 veces la vuelta a la Tierra y casi tres veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Es el Papa más viajero de la historia con 133 países visitados, la mayor parte de los cuales recibieron por primera vez a un Pontífice. La lista completa de viajes puede leerse más abajo.

Ha escrito 14 encíclicas, 13 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones apostólicas, 42 cartas apostólicas y 28 Motu proprio.

Ha proclamado 1.320 beatos en 143 ceremonias de beatificación. Además, ha canonizado 472 santos.

Ha convocado 9 consistorios para la creación de Cardenales y ha nombrado 232. El último consistorio fue celebrado el 21 de octubre de 2003.

Ha celebrado más de mil audiencias generales semanales, y ha recibido a unos 17.000.000 de fieles de todo el mundo. A esto hay que añadir los encuentros y audiencias con diversos grupos y figuras políticas, entre ellos jefes de Estado y primeros ministros, que superan los 1.500.

Ha dictado más de 20.000 discursos. Ha sufrido 6 operaciones. En una de ellas le cortaron 2.5 metros de intestino.

Los 5 pontificados más largos de la historia han sido:

San Pedro: 35 años
Pío IX: 31 años y 7 meses
Juan Pablo II: 26 años y 5 meses
León XIII: 25 años
Pío VI: 24 años y 6 meses

Es el primer papa polaco, y el primero venido de un país comunista

Cuando gozaba de buena salud, esquiaba y escalaba montañas.

Fue el primer papa en ser herido de un disparo en la calle.

Fue el primer pontífice católico en ingresar a un hospital público

Según una encuesta realizada en la diócesis de Indiana (EEUU), lo que más llamaba la atención a los feligreses era su sonrisa, la devoción mariana, su dominio de varios idiomas, el perdón concedido al que quiso asesinarlo y su amor a los niños y los pobres.

De acuerdo con un estudio efectuado en 22 países de América Latina, España y Portugal a más de 40.000 estudiantes de secundaria, los jóvenes admiran principalmente a personajes solidarios. Juan Pablo II ocupó el primer lugar y la Beata Madre Teresa de Calcuta el segundo

En Navidad, solía obsequiar a algunas amistades, a los cardenales y a todos los trabajadores del Vaticano, una botella de vino y un pan dulce de limón con pasas.

La mayoría de los viernes santos iba a confesar a la basílica de San Pedro. Bautizó en su capilla privada a los hijos de sus amigos o a los de sus más modestos colaboradores, casando por ejemplo a una mecanógrafa con un cerrajero.

Es el autor de 4 libros y más de 500 artículos y ensayos

En marzo del 2003, el Vaticano presentó el sexto libro de poemas místicos escritos por el papa, que lleva por título Tríptico Romano

El 13 de abril de 1986 realizó un gesto histórico al visitar la sinagoga de Roma, situada frente al Vaticano, al otro lado del río Tíber

En mayo del 2002, se reunió en la plaza de San Pedro con cientos de ex prostitutas durante la audiencia general

En ese mismo mes, después del encuentro eAPTALénico de oración en Asís, el papa mandó un mensaje a los jefes de estado, invitándolos a adoptar una lista de diez compromisos por la paz mundial.

Tras el encuentro de Asís, por primera vez después del cisma entre Oriente y Occidente de 1054, una delegación oficial de la Iglesia Ortodoxa Griega (la más reacia a Roma junto con el patriarcado de Moscú), fue recibida por el papa en el Vaticano

El 16 de octubre del 2002, al celebrar el 24 aniversario de su elección, proclamó en la plaza de San Pedro que cumpliría su misión hasta el final

En agosto del 2002, viajó a su tierra natal Polonia, donde realizó una misa en Cracovia ante más de dos millones de fieles; siendo hasta el momento la más grande de la historia

El 14 de noviembre del 2002 visitó el parlamento italiano, la primera vez que el jefe de la Iglesia Católica lo hacia en 150 años. Su discurso se centró en el terrorismo internacional y la globalización; y fue tan elocuente que al verlo por la televisión el mafioso italiano Benedetto Marciante, capo de la Cosa Nostra y acusado de homicidio y de extorsión, se entregó a la policía romana

A partir de enero del 2003, las meditaciones, pensamientos e inquietudes del papa, pueden ser escuchadas por los fieles a través de los teléfonos móviles en Italia

En junio del 2003, a sus 83 años de edad, completó su viaje número cien al llegar a Croacia

El 19 de julio del 2003, se dio a conocer la noticia que el papa había destinado cerca de ocho millones de dólares para obras de caridad en numerosos países del mundo. La donación se utilizaró en proyectos de educación, salud, formación profesional, vivienda, protección de mujeres, niños y ancianos

Juan Pablo II tomó su nombre en honor a su antecesor Juan Pablo I.

El Cardenal Stefan Wyszynski, primado de Polonia, le dijo la mañana de su elección: “si te eligen, te ruego que no te niegues”. Después de la elección dijo que «Este Papa introduciría a la Iglesia en el tercer milenio» y hoy en día sabemos que eso se cumplió.

Juan Pablo II desplegó grandes esfuerzos en el diálogo con las otras religiones no cristianas, que desembocaron en el histórico “Encuentro Mundial de Oración por la Paz” (1986).

Tenía una devoción especial a la Virgen de Fátima, que apareció a tres niños pastores portugueses un 13 de mayo de 1917. Estaba convencido de que ella le salvó la vida durante el atentado del que fue víctima, también, un 13 de mayo (1981).

El proyectil que hirió gravemente a Juan Pablo II en el atentado cometido en la Plaza de San Pedro el día 13 de Mayo de 1.981 fue engarzado en la corona de la imagen de Ntra. Sra. de Fátima, que preside el Santuario de Cova de Iría. El propio Papa entregó la bala a Mons. Alberto Cosme, obispo de Leiría. El 13 de Mayo se celebra Ntra. Sra. de Fátima.

El Ayuntamiento de Roma resumió de la siguiente forma los datos de afluencia de los días posteriores al fallecimiento de Juan Pablo II:

3.000 de peregrinos vinieron a Roma a despedirse del Papa.

Unos 250.000 pudieron participar en las exequias del viernes en la plaza de San Pedro del Vaticano y en la Vía de la Conciliación.

En torno a 1.400.000 fieles rindieron homenaje a los restos mortales de Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

En cada uno de esos días, en el metro de Roma, viajaron 1.500.000 pasajeros.

10.000 voluntarios de la Protección Civil, del Ayuntamiento de Roma, de los boy scout y de otras organizaciones han garantizado la asistencia.

8.963 de las fuerzas de seguridad dedicados a garantizar el orden público.