La cruz puede llegar en cualquier momento; por lo mismo puede desaparecer… (recuerda la historia de Job): así nuestra paciencia se somete a prueba. Por la paciencia ganaremos nuestra recompensa.
Lee el siguiente artículo en el día de la Cruz (14 septiembre)

Una mujer recobra la vista tras 25 años de ceguera casi total por un glaucoma

09:54:18 – 21/01/2006Vocento VMT -Según
su propio relato, cuando abrió los ojos le dijo a su marido: «¡Eric,
has envejecido!». Y añade: «Te miras por primera vez frente al espejo y
preguntas: «¿Soy yo?»».

Estaba
al borde de la muerte, tras sufrir un ataque al corazón, y recuperó no
sólo la vida, sino también la visión completa. Joyce Urch, inglesa de
74 años y ciega casi totalmente desde 1979, en los últimos años había
perdido del todo la visión. Los médicos no supieron explicarse hace 25
años por qué perdió la vista, ni tampoco encuentran una razón para que
la haya recobrado de pronto. El hecho ocurrió hace 16 meses y desde
entonces el «milagro» ha llenado de felicidad su vida familiar.

«Ya
no va a durar mucho, va a morirse», comentaron los cinco hijos de Joyce
Urch cuando su madre fue ingresada de urgencias en el Walgrave Hospital
de Conventry. Nadie se esperaba que regresaría con vida a la
habitación, ni mucho menos que sus primeras palabras iban a ser «¡puedo
ver!, ¡puedo ver!».

Según su propio relato, cuando abrió los ojos
le dijo a su marido: «¡Eric, has envejecido!». También los años habían
pasado para ella. «La primera vez que te miras en el espejo -relataba
ayer la mujer en The Daily Telegraph- te preguntas: ¿soy realmente yo?
Muchas cosas han cambiado».

Joyce Urch padecía glaucoma, pero los
médicos no encontraron la causa de su pérdida de visión. Después de
muchos análisis, la atribuyeron a razones genéticas, pues otras
personas de su familia, como su abuela y dos tías, también habían
quedado ciegas. «Tuve muchos tratamientos y finalmente me quedé ciega
por completo. Mi vista ha retornado de forma diferente. Sucedió de
pronto y de inmediato pude ver todo», según atestigua.

Martin
Breen, cardiólogo del Walgrave Hospital, no se siente «capaz de dar una
explicación médica». «Cuando fue admitida en el hospital padecía un
serio ataque al corazón y nuestra gran preocupación era salvarle la
vida. Estoy encantado de que se haya recobrado del todo, con el premio
añadido de la visión recuperada», señala.

Joyce Urch ha podido
ahora ver a sus doce nietos y tres biznietos, y ha retomado las tareas
de la casa. «Ahora hacemos todas las cosas entre los dos; ambos hemos
vuelto a la vida», asegura su marido, que no se creía el repentino
cambio de su esposa cuando ésta despertó en el hospital. Cuando
entonces le dijo que podía ver, Eric le preguntó por el color de su
jersey, y Joyce no dudó en afirmar: «Es gris, lo veo».

Si quieres saber sobre el trozo más grande que se conserva de la Cruz de Cristo pulsa leer más…

La reliquia más grande de la cruz de Cristo

10:04:56 – 18/03/2006Vocento VMT -El
«Lignum Crucis» que se conserva en Santo Toribio de Liébana es el
pedazo más grande de la cruz en la que murió Cristo que, según la
tradición histórica, descubrió en Jerusalén Santa Elena, madre del
emperador Constantino.

En
concreto, explica el prior de la abadía, «el trozo corresponde al brazo
izquierdo del crucero» y tiene unas dimensiones de 63 por 29
centímetros.

La historia de la reliquia relata que en el siglo V
viajó de Tierra Santa a Astorga de la mano de Toribio, obispo de
Astorga. En el siglo VIII, tras la invasión musulmana, los fieles
leoneses trasladaron tanto el Lignum Crucis como los huesos del prelado
(ya elevado a los altares) al monasterio de San Martín de Turieno, que
con el tiempo cambió de denominación, llamándose de Santo Toribio de
Liébana.

Durante siglos, la reliquia estuvo custodiada por
frailes benedictinos, pero tras la desamortización del siglo XIX el
monasterio cayó en el abandono hasta que en 1961 se otorgó la custodia
a los franciscanos. Desde entonces, son ellos quienes muestran a los
peregrinos el relicario, del siglo XVII, que cuenta con una serie de
sellos que hacen imposible el robo de la madera santa que pesa lo suyo:
más de diez kilos.